Según un estudio reciente, liderado por Ashley Tiegs, en el que se han valorado cerca de  120.000 hombres,  se ha detectado que el porcentaje de hombres que requiere tratamiento de fertilidad ha crecido un 9% en los últimos 10 años.

El deterioro en la calidad del semen, puesto de manifiesto en el descenso del recuento del número de  espermatozoides móviles, está aumentando no solo el número de parejas que recurren a tratamientos de fertilidad sino también la complejidad de dichos tratamientos.

Este deterioro probablemente obedece  a múltiples factores, tanto a tóxicos ambientales como aquellos relacionados con hábitos de vida, como son el sedentarismo, el estrés, la ingesta de alcohol, tabaco, obesidad,…